Descripción
Ediciones Contrabando presenta —por primera vez en España y reunidos en un volumen especial— tres auténticos hits de la literatura uruguaya: Las arañas de Marte, Carlota Podrida y Todo termina aquí.
Tres novelas que vienen a rellenar un hueco o a suplir una grave injusticia del mundillo editorial patrio: que el escritor Gustavo Espinosa no estuviese todavía disponible para su público español.
“Treinta y Tres existe. No es ningún invento, sino una ciudad del interior del Uruguay, situada al este, más cerca de la frontera con Brasil que de Montevideo y que tiene una población aproximada de 25.000 habitantes. Gustavo Espinosa nació allí en 1961 y, a excepción de su época universitaria como estudiante de la Facultad de Humanidades de Montevideo, ha pasado en ese lugar la mayor parte de su vida. Allí ejerce como profesor de literatura en un instituto, como bluesmen ocasional y, sobre todo, como un vecino más.
El concepto de lo barroco atraviesa este tríptico, y es fundamental para acercarse a la literatura de Espinosa (en particular en estos tiempos donde lo barroco suele utilizarse de manera peyorativa y aparece asociado a una retórica vacía, inane o cualquier otro adjetivo similar). Para Espinosa, lo barroco es una actitud a la hora de relacionarse con la realidad; un acto que incluye la antropofagia y la metabolización de lo heterogéneo.
Este tríptico y esta manera barroca de escribir son una forma de resistencia por cuanto enarbolan una divisa que identificó durante siglos a la literatura, y que ahora está en franca decadencia: la capacidad del poeta para irrumpir en la lengua y modificarla de manera abrupta. Es la literatura concebida como algo monstruoso, como «una mutación que ocurre fuera de la cadena de lo esperable y normal de la evolución». En definitiva, la literatura como un discurso capaz de producir algún tipo de ruptura política y estética en el lector.
Quizá eso ayude a entender por qué Espinosa se siente tan cómodo en los espacios fronterizos, es decir, en esas provincias de la realidad más proclives a lo poroso que a lo estanco. Allí asistimos al chisporroteo inherente a poner en contacto el amorfo mundo del lumpen-proletariado con el mucho más geométrico de la burguesía; también allí vemos las chispas que saltan cuando centro y periferia dirimen sus diferencias o cuando lo intelectual intenta abrirse paso entre la cultura de masas.
De esa hibridación entre lo distinto nace un ser mutante, este Tríptico de Treinta y Tres, capaz de romper con las expectativas del mercado, la crítica y la universidad”.
(Del prólogo de Rubén A. Arribas).